dissabte, de maig 19, 2007

La Institución Libre de Enseñanza

La Institución Libre de Enseñanza nace en 1876 como consecuencia de llamada II Cuestión Universitaria.
Lo que allí se pone en juego es la libertad de cátedra y la inviolabilidad de la conciencia científica, seriamente comprometidas; según aquellos hombres, por el hecho de firmar adhesiones a la forma monárquica de gobierno, a la religión católica o a las llamadas reglas de la sana moral o al atenerse obligatoriamente a programas y libros de texto. Al no aceptar tales exigencias, aquellos hombres fueron expedientados, desterrados y suspendidos de sus cátedras.
Esta es la primera dimensión de su ideario: La defensa a ultranza de la libertad de enseñanza. Para desenvolver esa libertad en toda la amplitud e intensidad que la atribuían, hubieron de salir de la estructura educativa oficial por un pequeño portillo que les iba a dejar la Constitución de 1876 en un párrafo de su art. 12: Todo español podrá fundar y sostener establecimientos de instrucción o de educación con arreglo a las leyes.
De acuerdo con ello, constituyeron esa Sociedad, cuyo objeto fue la fundación en Madrid de la Institución Libre de Enseñanza. Se sustraían así, como escribieron luego, a la esfera de acción del Estado dando un primer paso hacia la independencia de la investigación científica y de la función del profesor. Y su libertad de enseñanza, conviene subrayarlo para distanciarla semánticamente de otras libertades de enseñanza, hundía sus raíces en el más puro y coherente liberalismo, es decir, se situaba en la sociedad civil sin conexión alguna con el Estado.
Ello se pone de manifiesto en dos extremos claves: 1) Nunca pidieron ni aceptaron subvención oficial alguna, y 2) Jamás solicitaron ni desearon homologación o convalidación de sus estudios. Rechazaban la subvención y el apoyo oficial precisamente para proteger la libertad, que se les antojaba amenazada de algún modo por el hecho simple de la dependencia económica.
En cuanto a la homologación de estudios no les interesó nunca porque su proyecto educativo jamás fue, como veremos, pragmático, utilitario: más bien, tendieron a hacerlo inútil, en una cierta acepción del término.