dilluns, d’octubre 16, 2006

Platón y la Atlántida

La leyenda de la ATLANTIDA

La leyenda dice que había una montaña en el centro de la isla. En ella habitaba Evenor junto con su esposa Leucipe y su única hija Cleito. Poseidón, el dios del mar, se enamoró de la bella Cleito y tuvo trato carnal con ella. El dios, celoso de los hombres, hundió el suelo y aisló la colina donde ella vivía, creando zonas alternas de agua y tierra.

Manantiales de agua caliente y de agua fría rodeaban el lugar, e hizo que crecieran de la tierra toda clase de alimentos en abundancia.
Cleito dio a luz a cinco parejas de gemelos varones. Poseidón entonces dividió la isla en diez partes, dándole al primogénito de la primera pareja la casa de su madre y los terrenos circundantes, y le hizo rey por encima de los demás. A los otros los hizo príncipes y les dio un gran territorio.

Al mayor de estos hijos le puso de nombre Atlas y por él la isla y todo el océano se llamaron Atlántico.Los hijos de Poseidón originaron dinastías reales. Y luego, el imperio de los atlantes se extendía hasta Egipto y Tirrena. La isla producía la mayor parte de lo que requerían para los usos de la vida, comenzando por el oricalco, metal sólido y fusible que brillaba como el cobre y que por entonces existía en muchos yacimientos en la isla, y era más preciado después del oro.

Había abundante madera para los carpinteros y suficiente sustento para los animales, tanto domésticos como salvajes. También había toda especie de fruto que admitiera cultivo, desde legumbres y frutos de cáscara dura que permitían hacer bebidas y ungüentos.

Utilizando todas estas riquezas de su suelo, los habitantes construyeron templos, dársenas, puentes y puertos.
El Reino de los Atlántides se convirtió en próspero, progresista y poderoso, que ensanchó su dominio por medio de la conquista, avasallando a todos los pueblos del Norte de Africa, hasta llegar a Egipto.

Los Atlantes eran altos, orgullosos y atrevidos, que cruzaban el océano pues eran maestros en construcción de naves, puertos y palacios que decoraban con bronce, estaño y orocalco.Estos hombres amaestraban elefantes, cultivaban bien los campos, sembraban cereales, frutas y legumbres, planeaban obras hidráulicas en la parte central de su dominio, en la que formaron una lista de 125 leguas de longitud y 83 de anchura, cruzando la región con zanjas de riego, rodeado por un canal de 100 pies de profundidad, 200 estadios de anchura de circuito, alrededor de un extenso y fértil valle de forma cuadrada.

Este acueducto recibía las aguas que se precipitaban de las montañas, que limitaban la planicie, las que después de tocar la ciudad, desaguaban en el mar, formándose así una isla, que era maravilla de arte y de poder.
La Metrópoli quedaba rodeada por varios recintos concéntricos, alternados de tierra y agua, alimentada esta última por el mar, formando así no solamente un puerto, sino una fuerte muralla alderredor de la ciudad.

Uno de los hijos de Neptuno gobernaba la parte de la isla que quedaba frente a lo que es hoy la España, región que dominaban bajo el nombre de "Iberos", cuyo idioma, el vascuence, no tiene parentesco con otros europeos, el que se habla en el Norte de dicha península y Sur de Francia.


Aconteció entonces, según relato de los sacerdotes egipcios, (según cómputo de años lunares, aconteció el Diluvio Bíblico en 2379 A.J.), que los Reyes de la Atlántida habían formado una grande y maravillosa potencia, cuya fuerza reunieron para dar un golpe a Egipto, Grecia y a todos los demás pueblos de ese lado.

Bajo estas circunstancias, los dioses marcaron entonces su destrucción, y "Atenas, oh Solón, hizo brillar, en todo lo que valía, su valor y poder, librando al triunfar, los pueblos sojuzgados."Entonces ocurrieron terribles temblores e inundaciones, desintegrándose la Atlántida, la que desapareció con todos sus habitantes en un solo día y una sola noche.

La desaparición de la Atlántida causó un obstáculo insuperables para la navegación, por la gran cantidad de fango que la isla dejó al hundirse, quedando obstruida la salida por el Estrecho de las Columnas de Hércules.
La desaparición repentina de todo un continente no halló en aquellos tiempos otra explicación que la que propagaron los pueblos del Mediterráneo, atribuyéndola a la envidia de los dioses, lo que no extraña, ni de que haya todavía hoy personas que dudan que el continente perdido existió, tomando el relato de Platón por una simple fábula.

Sin embargo, los comentarios de Platón sobre la existencia de Atlántida, quien decía que "las islas Azores y Canarias son los restos de Atlántida", no es la única fuente sobre ella. Homero, que vivió 100 años antes del tiempo, en que los sacerdotes egipcios le refirieron su historia a Solón, hablaba ya de un país en el Océano, fuera de los límites de tierra firme, llamado "El Eliseo", tierra dichosa en que no se conocían ni inviernos, ni tempestades, la que menciona también en su Odisea, llamándola en ella: Isla Afortunada, colocándola cerca de las Canarias, Azores y otras partes del Atlántico, cuya existencia entonces no se puso en tela de duda hablándose de la felicidad de la que debían disfrutar en ella.

Por otra parte, Aristóteles hizo saber que la Atlántida era muy extensa en longitud, localizándola frente a las Columnas de Hércules, poblada de bosques, no dejando de mencionar sus tierras de riego.Marcelo decía que la Atlántida era "como una isla más grande que la Liberia y el Asia unidos."

Y según datos no muy exactos, queda una diferencia de varios años entre la destrucción de Atenas y la desaparición de la Atlántida, pero es de creerse que ambos acontecimientos se registraron a un mismo tiempo, (recuérdese que hubo una guerra entre ellos), es decir aproximadamente entre los años 2379 y 2374 A.J., motivados por el Diluvio Bíblico.

¿QUE ES LA ATLANTIDA?
Desde que Platón escribió sus misteriosos diálogos llamados "Timeo" y "Critias", cuya extensión no es más que de unas 20 páginas de un libro actual, la leyenda de la Atlántida ha fascinado a muchos. El filósofo señalaba que en ese misterioso lugar moraba un pueblo extraordinariamente civilizado y rico, y que un día sobrevino en el mundo un cataclismo de tales magnitudes que en un lapso de 24 horas lo hundió en el mar, con todas sus riquezas y esplendores. Esto ocurrió, dice Platón, 9500 años antes de que él lo escribiera.Según el investigador Otto Muck, la Atlántida era un paraíso templado-cálido, de fértiles llanuras, en cuyas cordilleras abundaban los bosques de maderas valiosas. Era una tierra rica en cobre, estaño, oro y plata. Era tanta la riqueza de aquellas tierras y tal la excelencia de su clima, que su población se multiplicó rápidamente, llegando a los 60 millones de habitantes; una cifra portentosa, más si se estima que Egipto (unos de los países más densamente poblados del mundo antiguo) no pasó jamás de los 15 millones. También parece haber sido una civilización muy avanzada para aquellos tiempos, en los que Europa recién entraba al periodo neolítico. Pero dice la tradición que los atlantes se alejaron de su dios, de sus antiguos líderes, y extraviaron el propósito de sus vidas; y que por esa causa el dios Zeus había decidido castigarlos.

¿DONDE ESTABA LA ATLANTIDA?
El sacerdote jesuita A. Kirchner, investigador de la obra de Platón, afirmó en el año 1665 que el continente perdido habría estado en el océano Atlántico, entre España y América, dato que es compartido por la mayoría de los investigadores actuales.Cuentan las leyendas antiguas, que entre los siglos XII y I antes de Cristo, era imposible alejarse de la costa europea más allá de las Columnas de Hércules ( hoy estrecho de Gibraltar) pues se encontraban aún flotando enormes masas de lodo procedentes del cataclismo que hundió a la Atlántida. ¿Cómo sería posible esto? Una respuesta muy seria la dan los vulcanólogos, especialmente aquellos que tuvieron la opurtunidad de estudiar los efectos de grandes erupciones. Nos indican que las cenizas volcánicas son lanzadas a gran altura mezcladas con ácido carbónico, nitrógeno, agua y anhídrido sulfúrico. La lava en estado de cenizas es porosa y los ácidos y el agua extraen de ella gran cantidad de compuestos minerales hasta dejar sólo los materiales más inertes y duros; estos constituyen la piedra pómez, una piedra tan liviana que flota sobre el agua hasta que, poco a poco, se impregna y se hunde.

EL CATACLISMO
A comienzos de la decáda de los 60, un grupo de geólogos alemanes desarrolló una teoría que parece confirmar la posibilidad de que haya habido un cataclismo bien determinado, capaz de hundir un subcontinente de 200 mil kilómetros cuadrados en el fondo del mar dejando afuera sólo sus montañas más elevadas, como por ejemplo las islas Azores. Tomaron en consideración 3 factores:Primero, el deslizamiento de las placas continentales. Según estas teorías, el continente americano se separó de Europa, Africa y la Antártida por el deslizamiento de las placas sobre las capas más profundas y viscosas del planeta. Si miramos un mapa, veremos que sus formas calzan casi como las piezas de un rompecabezas. La excepción la constituye la zona correspondiente al Caribe y España, donde queda un espacio vacío.En segundo lugar, el hueco que se produce coincide con la extensión tradicionalmente atribuida a la Atlántida.Tercero, han comprendido que ninguna erupción volcánica habría podido producir un efecto suficiente como para hundir una masa tan grande de tierra firme.De acuerdo a esto desarrollan la tesis de que el cataclismo que, sí podría haber provocado tal hundimiento, sólo podría originarse en una perforación tan profunda en el suelo submarino que alcanzó las materias fundidas que hay debajo de la corteza terrestre, a las que llamamos "magma". Este cráter habría proyectado gigantescos chorros de materia incandescente haciendo que al mismo tiempo se hunda el fondo oceánico, con lo que en unas 24 horas toda la Atlántida habría podido sumergirse hasta una profundidad de 3 mil metros. La masa enorme de cenizas volcánicas, millones de metros cúbicos de lava porosa y piedra pómez, se habría precipitado pronto sobre el mar en el mismo lugar donde antes se alzaba la hermosa isla de los atlanes.Se cumplirían así los detalles más dudosos del relato de Platón. Por supesto que hay muchos más indicios que indican que el fondo del mar inmediato a los Azores estuvo antes emergido. Por ejemplo, se han detectado allí grandes extensiones de fondo marino arenoso, y es sabido que la arena sólo se produce en las superficies por la acción del agua sobre las piedras; y todo esto sin mencionar las ruinas submarinas descubiertas en la región conocida como Triángulo de las Bermudas.